sábado, 27 de noviembre de 2010

La Objetividad en el Conocimiento Científico: ¿Búsqueda condenable e inútil?

LA OBJETIVIDAD EN EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO: ¿BÚSQUEDA CONDENABLE E INÚTIL?
DIANA CONTRERAS GALLEGOS
La objetividad en el conocimiento científico es parte de la discusión filosófica contemporánea de la ciencia. Los discursos filosóficos recientes han hecho énfasis en el carácter social del quehacer científico, lo que ha traído como consecuencia, integrar la subjetividad, y abrir la discusión sobre la objetividad.
Desde el punto de vista de la autora esta discusión reconoce que el componente subjetivo en la investigación científica no conduce necesariamente a la anulación de la objetividad. Más bien se abre el vínculo subjetividad-objetividad, y se ha incorporado el concepto de intersubjetividad.
Existen textos que, desde una perspectiva histórica y sociológica de la ciencia, se pone de relieve que la investigación científica en absoluto es neutral ni objetiva. Un ejemplo de estos es el texto de Thuillier: “De Arquímedes a Einstein. Las caras ocultas de la invención científica” (Thuillier, 1991). Este material trata de mostrar que existen razones para pensar que la ciencia está todavía lejos de proporcionarnos un cuadro completo y fiel de la realidad.
Esto conduce a 2 posibilidades:
a) La ciencia actual tiene un cierto grado de objetividad, mismo que aumentará en la medida en que perfeccione sus métodos, y algún día alcanzará la objetividad total.
b) A pesar del perfeccionamiento de sus métodos, la ciencia no alcanzará un retrato completo y fiel de la realidad. Es decir, la ciencia no es ni será en absoluto objetiva.
Y en consecuencia
c) La búsqueda de objetividad del conocimiento científico es una empresa inútil desde un punto de vista epistemológico y condenable desde una perspectiva socio-política.
El interés es bosquejar un problema de carácter epistemológico como es la objetividad y sus posibles repercusiones en la imagen del conocimiento pedagógico.
Aquí se hace mención al Curso de “Ciencia y Sociedad” y su programa, cuyo objetivo general es “Estimular en el alumno la importancia de la reflexión filosófica en torno a la ciencia, como producto humano y, discutir la relación que se da entre ésta y el ámbito social” (García Hernández et al, 2006:3)
El curso consta de tres unidades:
En la primera parte se hace una posición filosófica sobre la génesis del conocimiento científico presente en algunos textos de educación primaria en México; En la segunda parte se discute en torno a la intervención de distintos contextos sociales en la construcción del conocimiento científico y en el papel individual del investigador; Y en la tercera parte se discute sobre la neutralidad de los científicos y la ¿razón científica?. (García Hernández et al., 2006:5)
Los principales planteamientos del programa son:
-La relación entre el trabajo científico y el ámbito social es interdependiente
-Existen múltiple intereses extracientíficos presentes en la organización de las comunidades científicas institucionalizadas socialmente.
-La ciencia tiene un inevitable carácter subjetivo en el trabajo profesional de los individuos.
-A la luz de los tres anteriores queda en entredicho la neutralidad de los contenidos científicos y su producción social.
Surgen las siguientes preguntas: ¿la subjetividad inevitable en la ciencia elimina la objetividad?; con la presencia de la subjetividad y de intereses extracientíficos, ¿la neutralidad queda en entredicho?; ¿la objetividad también?; ¿Existe diferencia entre neutralidad y objetividad?; ¿Existe una relación entre los contenidos científicos y como producciones sociales y la realidad? ; La búsqueda de la objetividad ¿es una tarea inútil?; Y si los intereses científicos se asocian al poder, la búsqueda de la objetividad ¿significa sostener una posición a-histórica, a-política y en esa medida ideológicamente condenable?
Thuillier en la introducción cuestiona algunos mitos sobre la ciencia. Inicia haciendo notar la relación entre teoría y hecho absoluto. Sostiene que el mismo hecho puede ser explicado a través de teorías diferentes; que una teoría en absoluto es verdadera hasta que se confirma y en ese momento se convierte en un hecho; que una teoría puede hacer inteligibles un número de fenómenos y otros no; que algunas teorías han sido rechazadas cuando aparecen pero posteriormente prosperan; que para reconocer algo como un hecho se requiere de referentes teóricos; que los hechos finalmente hablan; y que los hechos están sujetos a diferentes evaluaciones, y en ocasiones es necesario reconsiderar los esquemas teóricos y definir nuevas nociones para hacer inteligibles algunos fenómenos.
Existe una constante retroalimentación entre teoría y hecho, que en ocasiones conduce a un replanteamiento de una y el otro. La incertidumbre y los riesgos a equivocarse resultan ser elementos presentes en el proceso de la investigación científica.
Un mito es la “Ciencia Ideal”, aquella que tal vez podamos poseer al fin de los tiempos, la ciencia efectiva, que en absoluto es perfecta. El autor enlaza el concepto con nociones como “hecho”, “verdad”, “mirada objetiva”, “absoluto”, entre otros. Establece una analogía entre la investigación científica y la religión en la que se venera a la ciencia como una actividad superior.
Según Thuillier el gran ideal de la Objetividad es que “los científicos deben abstenerse de manifestar sus preferencias personales, de hacer intervenir en sus investigaciones prejuicios filosóficos, de privilegiar tal o cual teoría sin justificación “racional”, etc. Este estado de perfecta naturalidad, por desgracia es irrealizable” (Thuillier, 1992:15). “El sabio es un espíritu puro, frío, neutro y objetivo que se mueve en un vacío cultural e ideológico perfecto” (Thuiller, 1992:18).
Contreras Gallegos hace énfasis en que Thuillier no hace la separación entre la neutralidad y objetividad, y nos dice que la neutralidad es un problema que alude fundamentalmente a lo ideológico y la objetividad a lo epistemológico.
Thuillier asume que puesto que en el trabajo científico interviene la subjetividad del investigador, tanto a nivel psicológico (creencias, intereses, pasiones, convicciones personales, por ejemplo) como en el cuerpo teórico que elige para hacer inteligible algún hecho, la neutralidad y la objetividad en la investigación científica constituyen un mito. La “Ciencia Ideal” tiene éxito en la sociedad científico-tecnológica-industrial porque valoriza el saber de los expertos y constituye una justificación suplementaria de su influencia o de su poder.
Thuillier no desecha por completo la noción de objetividad, puede ser una objetividad no absoluta, una objetividad en términos de grado. La objetividad sería una entidad que existe y es susceptible de ser desarrollada, pero el autor no argumenta al respecto.
En las discusiones actuales en epistemología, la idea de Objetividad tiene como telón de fondo un realismo epistemológico ingenuo en el cual el conocimiento es una “copia fiel” o reproducción exacta de la realidad. Esta posición fue cuestionada por Kant, quien mostró que la objetividad no es independiente o ajena a la intervención cognoscitiva del sujeto epistémico. De este modo, el descubrimiento no es descubrimiento o reproducción de lo real, sino construcción a través de las estructuras cognitivas del sujeto (cfr. Kant, 2000).
Se reviste pues la noción de objetividad de nuevos significados. Las posiciones se dividen entre aquellos que sostienen que el consenso científico se obtiene por acuerdo entre los investigadores, o aquellos que piensan que éste se decide finalmente por contrastaciones con la realidad.
Según Contreras Gallegos, Thuillier se ocupa de presentar una visión simplificada del empirismo, pero en realidad el positivismo lógico sostiene que es imposible la experimentación sin la guía de una hipótesis teórica previa. Rudolf Carnap, representante del empirismo lógico, sostiene que la intuición del científico dirige la investigación hacia una ruta determinada, es decir el sujeto hace hipótesis previas.
La autora comenta que sus alumnos manejan una imagen de la ciencia en el sentido convencional, y sigue dominando la idea de que la objetividad y la neutralidad son rasgos característicos de la ciencia. Pero no importando si asumen una postura convencional de ciencia, como si asumen una postura no convencional, llegan a la conclusión de que el conocimiento pedagógico no es objetivo.
Según Luis Villoro, lo objetivo es “aquello cuya validez no depende del punto de vista particular de una o varias personas, sino que es válido con independencia de este punto de vista, para todo sujeto de razón que lo considere” (Villoro, 2000:137-138).
Es una definición que podemos aceptar o no, pero si logramos discutir sobre este concepto, dice Contreras Gallegos, comenzaremos, no a definir qué es la objetividad, sino que se iniciará nuestra relación con ella, lo cual sería, quizá, una vía de entrada para comenzar a delinear nuestra relación con la pedagogía y con el conocimiento pedagógico, desde un punto de vista epistemológico.

Bibliografía:
Contreras, Diana (2009). La Objetividad en el conocimiento científico: ¿Búsqueda condenable e inútil? En Opacidades Pedagógicas. Debate Epistemológico. México: UPN. 1ª. Edición.
Bibliografía al interior del texto mencionada en el resumen:
Carnap, Rudolf (1990). Pseudoproblemas en la filosofía. La psique ajena y la controversia sobre el realismo. Trad. Laura Mues de Schrenk. México: Cuadernos de la Colección de Instituto de Investigaciones Filosóficas 54. UNAM-IIF.
García Hernández, José Martín (2006). Ma. Guadalupe González y Lobo y Fernando Juárez Hernández. Programa de estudios de Ciencia y Sociedad. Ms. México:UPN.
Kant Immanuel (2000). La crítica de la razón pura. Trad. Pedro Ribas. 18ª. Ed. Madrid: Alfaguara.
Thuillier, Pierre (1991). De Arquímedes a Einstein. Las caras ocultas de la invención científica. Trad. Amalia Corrrea. México: Alianza/Patria.
Thuillier, Pierre (1992). Las pasiones del conocimiento. Sobre las dimensiones culturales de la ciencia. Trad. Luis M. Floristán Preciado. Madrid: Alianza Editorial.
Villoro, Luis (2000). Creer, saber, conocer.12ª. edición, México: Siglo XXI

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